viernes, 25 de marzo de 2011

La experiencia mística de Jesús

Si queremos saber cual es la experiencia mistica de Jesús, la que quiere trasmitir a sus discípulos, a nosotros, podemos entrar en comunión con el Maestro en la oración que el hace al Padre, que a los discípulos despues de verle en vigilia orando por las noches a solas le llegan a pedir que les enseñe a orar con el lo hace. Y les da claves de oración, la fe de que te lo va a dar, la insistencia como la vuida a juez injusto o el amigo que pide comida de noche, la discrección para que lo vea solo el Padre, abandonandose de lo que no es importante, que el Padre ya sabe que necesitamos y nos lo va a dar, comida y vestido, para buscar con insistencia el Reino de Dios, que Dios reine en ti.
Esa es la clave, que se haga la voluntad de Dios, como se hace en los habitantes de la esfera de conciencia a la que Dios nos ha invitado en Jesucristo, en el cielo. Permitir que Dios reine, que nuestro alimento sea hacer la voluntad de Padre. Esa es la verdadera experiencia de amor a Dios y al hermano, desear la voluntad de Dios, la palabra en las entrañasm como dice el salmo. Es entonces cuando al vivir de la Palabra nos volvemos Palabra de Dios para los demás. Igual que Jesús. Hacemos obras iguales a Jesus, y como el dice, hasta mayores. Nos cristificamos. Venimos a ser hijos de Dios en la comunion con Jesús del que hemos venido a ser parte de su Cuerpo, siendo unos parte de otros. Un hombre nuevo que ya no muere. Vivimos de la Palabra hasta ser Palabra para los demas hombres. Amamos a Dios y al hermano, y en ese amor somos transformados. Removiendo nuestros pecados, venciendo la tentación y liberandonos del hombre viejo segun el demonio, como dice el Padre nuestro.
Todo ese recorrido es pedir el Espiritu Santo que se une a nuestro espiritu para hacernos santos, participando de la misma vida de Jesús, siendo como es el, que dice la carta de san Juan. Y ese es el recorrido, la petición que subsiste en el Padre nuestro que Jesús enseña a sus discípulos cuando le piden que les enseñe a orar. El Espíritu que hace que santifiquemos el nombre del Padre. Que reine en cada uno. Que se haga su voluntad, que nos alimentemos del Pan de vida. Que perdona nuestra deuda, nos fortalece en la tentación y nos libra del Malo. Va descendiendo hasta lo mas intimo para santificarnos y recrearnos segun Jesús, haciendonos crecer hasta la estatura de Jesús en el amor.
Porque si un hijo te pide pan, aunque seas malo, no le vas a dar una piedra, como el Padre bueno no os va a dar el Espiritu Santo si se lo pedís. Ese es el centro de la vida mistica de Jesús y de nosotros sus discípulos. Un Espiritu que te hace hijo de Dios.

Lo que vive Jesús tal vez sea como dice Hans Kung la vivencia del fariseo que ha optado por el cumplimiento total y definitivo de la Ley. Sólo que Jesús ha centrado el cumplimiento más que en los detalles que hacían de estos judíos unos meticulosos y escrupulosos maniáticos de ritos y prácticas, la total entrega en amor a Dios y al hermano, en lo que queda cumplido y completada la Ley. Un hombre que a la edad madura lo buscan sus familiares porque le ha dado por hacer el Mesías, diciendo y haciendo milagros. Y claro, lo crucifican por armar escándalos.

Y Dios lo resucita. Cuando queremos cargarnos el cristianismo, sea Mahoma o la Nueva era, quitamos la resurrección y Jesús se queda en nada, o menos que nada. Un montón de plagios de religiones antiguas y un Mesías que se ha ido de viaje al Tibet.

Y lo que pasa es que la resurrección es el signo, que hace referencia a una resurrección aún mas majestuosa, la nuestra en Cristo. Porque Dios certifica con esta resurrección del hombre que le ama de esta manera que eso es lo que quiere de nosotros, convirtiendose la vida de Jesús en una Palabra de parte de Dios para los hombres. Palabra que expresa lo que es Dios, amor, y lo que quiere que lleguemos a ser. De ahi que en Jesús haya una naturaleza de hombre autentico y que en el resida la Expresión de Dios, la Palabra de Dios, el Hijo de Dios.

En este punto podíamos exponer una Reforma. No como la de Lutero que con elevar a infalible la Biblia se desmarcó de la infabilidad de la Iglesia, que por cierto era la que habia establecido la misma Biblia, y así quedar libre e independiente de la autoridad de Roma. Nosotros despues de algunos intentos como el de Galileo, desahuciado por querer sacar a la tierra del centro de la existencia o sea, de quedar descuadrados porque ni la Creación, ni el Parusía y a penas la Encarnación podemos enmarcarla en el ámbito de realidad sin tener que forzar la ciencia hacia una visión que coincida con lo que nos impone las creencias premodernas. Y nos queda lo mejor. Un Espiritu que da vida. Jesucristo que ha sido establecido como Señor y que hace de parte de Dios que reciba el que se acerque con fe a el un poder de salvación, entra en el ambito de salvación donde los cristificados participan de la vida de Jesús, superando esta etapa por la gratuidad amorosa que el Padre de Jesús nos ha brindado por su amor. Es Espiritu Santo nos guia a la verdad completa, que es lo que Dios quiere en este momento de evolución, nuestro paso al Cielo. Que como en la tierra no se acababa la realidad, sino que hay al menos algunos trillones de planetas, y nos sabemos que más en otras dimensiones, universos con sus bigbangs etc, este cielo ha de ser la meta a la que estamos llamados por Dios en este momento. Al abajarnos de nuestra falsa situación de reyes de la creación, donde todo empezaba y acababa con el humano terrestre, establecemos otro tipo de infinito, un Dios mas Dios, que estando infinitamente mas elevado, se abaja incluso más para amarnos y saber lo que hay en nuestro corazón.

Porque hemos dejado seguridades dogmáticas, pero no hemos quedado con lo importante, que Dios te ama, que en Jesús te ha dado lo que necesitas y que el Espiritu te va a hacer, si le dices amen, una obra en la que tu vida se plenificará y dará gloria a Dios.

lunes, 21 de marzo de 2011

Orar el Padre nuestro es vivir el cristianismo

No sabemos mucho, quizás en otro tiempo pensabamos que algo sabíamos y ahora sabemos que sabemos demasiado poco. Igual en ciencia que en el compendio que entendemos como Revelación. Datos que se generalizan para extraer un mensaje cada vez más extensivo pero menos concreto. No hay datos sobre la Creación, ni siquiera si existe tal momento de esa explicación mitológica. Podemos forzar la realidad para hacerla coincidir con el mito, pero en ese esfuerzo hacemos falso lo que tiene de verdadera y válida la Revelación, Jesucristo. Cuando un sacerdote astrónomo hizo valer la teoría de Big Bang la Iglesia creyó que esa era la traducción ciéntifica del relato de la Creación, y en sí solo es una acontecimiento que encierra la realidad hasta donde sabemos, dejando todo lo demás sin conocer, pero no sin existir. Anteriormente la Tierra encerraba toda la realidad, y ahora apenas es un planeta entre trillones. No hay nada que nos haga descartar que nuestro Big Bang no es un acontecimiento entre otros tantos trillones por decir algo que nos supera.
Asi que el depósito de la fe se vacía de sus verdades inamovibles. Creación, Encarnación y Parusía dejan de ser los tiempos cósmicos para volverse acontecimientos localizados en una cultura limitada por sus concepciones. La antigua de los hebreos y la moderna nuestra.
Y a cambio ¿que nos queda?. Siempre Jesucristo. En el hay una dinámica que absolutiza toda otra concepción, todo ambito de realidad, dimensiones, mentalidades, expresiones de la realidad. Hay una superación de conciencia que nos invita a sumirnos en una espiral de amor que nos hace saltar dimensiones, abrirnos al infinito en su manera de amar. La cruz victoriosa, no la cruz cultural y domesticada, entendida y expresada, sino la que esta viviendo el amor al Padre y al hermano, estableciendo un ambito de salvación que transforma en otro Cristo al que se acerca con fe, recibiendo la resurreción del Resucitado.
Y esa dinamica, esa fuerza de salvación que es el Evangelio es la que vive en el interior de la oración que Jesús nos regaló, el Padre nuestro. En ella nos incorporamos a Cristo, que es la santidad del Nombre, el Reinar de Dios, la voluntad de Dios para cada criatura, el Pan de vida, el perdón, la fortaleza en la tentación y la libertad del Maligno.
Es en resumen el Espiritu Santo que nos santifica y nos une el Hijo de Dios para vivir la vida de hijos del Padre santo, que hacen sus obras para gloria del Padre.

jueves, 17 de marzo de 2011

Orar continuamente

La oración es una necesidad del cristiano. Vive orando. En la oración y la Palabra encuentra su alimento, que en su momento, ya en vida o en la vida del cielo es el alimento de nuestra persona. Por eso orar continuamente es la unica opción.
En la vida del cristiano hay un momento al dia, o dos, o cinco o siete, en que se ora específicamente, se aparta de todo lo demás, como Jesús se apartaba en las noches de oración, y se dedica intensamente a esta oración. Y durante la jornada de trabajo continuamente seguir orando incoporando trabajo y oración.

Personalmente estoy optando por siete momentos de oración durante el dia, en los que durante unos minutos, 5 minutos por ejemplo nos retiramos a orar cada parte del Padre nuestro, con lo cual hay un hilo de oración intensa además de cada momento para orar.

Asi tengo el dia dividido en siete periodos de dos horas cada uno. Desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche. A las 8 Santificado, 10 Venga, 12 Hagase, 14 Pan, 16 Perdona, 18 Tentación, 20 Líbranos. Cada uno de los periódos los divido en seis de 20 minuntos, para orar en cada periodo con una parte del Padre nuestro referido al que estamos orando en esas dos horas. Asi a las 8 oro venga tu Reino para que tu nombre sea santificado, a las 8;20 que se haga tu voluntad para que tu nombre sea santificado, etc.

Por la mañana orar una hora y por la noche otra. Asi es un vida de oración con el Padre nuestro. Es un ejemplo y cada hermano encontrara su manera de orar continuamente.